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jueves, 4 de julio de 2013

El trompetista

El trompetista

Por Daniel Solano


Don Víctor Hurtado, el editor de Áncora para el periódico La Nación acá en Costa Rica, me invitó a que le suministrará una imagen y mi proceso de creación para dicha imagen. Primero les voy a copiar el texto publicado y la imagen, después les cuento una pequeña anécdota.

Artista y obra, como fue publicado el 23 de junio:

El trompetista es una obra en acrílico de aproximadamente 20 x 14 pulgadas. Me basé en una fotografía del músico Francisco Barahona  tomada por Garrett Britton y publicada en diciembre de 1999 en el periódico La Nación. La foto me gustó y decidí guardarla entre muchos otros recortes durante algunos  años a la espera de atreverme a hacer algo interesante con ella.
Me he formado  principalmente en la ilustración y, aunque en ocasiones anteriores a esta pintura ya había utilizado acrílico, siempre fue por necesidad del trabajo esta vez lo hice por el placer de usar esta técnica.

Mi formación académica está más enfocada en el aspecto gráfico que en las propiedades de los diferentes medios pictóricos, así que empecé de manera más decidida: sin boceto previo pero con un fin claro. Quería algo manchado y sin bordes limpios, algo más expresivo a lo planteado en la fotografía.
Solía usar el acrílico para bases de color que después intervenía con otros medios, así que empecé de la misma forma. El fondo se pensó para que fuese dinámico, aunque se tratara de un solo color. La fotografía presentaba una iluminación realizada con cuidado, pero era  obvio que Don Francisco no era modelo sino que era músico; eso se sabía escuchándolo. Por ello, decidí variar ligeramente la pose para que el instrumento fuese más largo y apuntase más arriba; también amplié ligeramente el largo del brazo derecho para que no tapase el mentón.
Siempre he sido partidario de basarse en fotografías si se carece de modelos (vivos o inanimados) que uno no pueda ver o rodear. Sin embargo, si de arte se trata, no apruebo la copia o el redibujo de una fotografía sin creatividad ni habilidad. No es lo mismo redibujar una fotografía para un manual educativo que poder hacer algo más personal y con más carácter. 
En el momento de la ejecución, el primer paso fue realizar un lavado general del color de fondo (un color cálido). El segundo  consistió en “bloquear” la figura y tapar el área que iba a contenerla, lo cual me resultaba más fácil que esmerarme en dejar el espacio libre desde el inicio.
El siguiente paso fue aplicar los colores básicos de cada zona: un color para la piel, otro para la ropa y otro para la trompeta. Influido tal vez por algunos de mis pintores favoritos (casi todos impresionistas), no quise representar cada color tal cual, sino como una suma visual de otros. El resultado no tuvo la osadía que me propuse, debido a una paleta limitada auto impuesta.
Más que ilustrador, soy, sobre todo, dibujante. Lo mio es la línea, no la mancha. Así que a mitad de camino me vi tentado varias veces a intervenir la obra con marcadores y lápices como parte de mi proceso normal de trabajo. Limitarme al uso casi exclusivo de un medio me dio la satisfacción de que, aunque no domino la técnica, pude salirme de mi zona de confort y conseguir algo agradable, sin mis atajos usuales. Finalmente, la pintura fue armonizada con una veladura de acuarela bermellón.

Dos de las fotografías tomadas en esa sesión de 1999 por Garrett Britton para La Nación
Ahora bien la anécdota y por lo cual me siento emocionado es que el mismo día que se publicó, la hija del señor Barahona retratado en mi pintura me contactó ya que la fotografía en que me base fue la última fotografía que se le tomó, el señor Francisco Barahona murió 7 días después de publicada la fotografía. Me contó que tanto ella como su madre estaban muy emocionadas al ver la pintura y querían ver la pintura original

Terminé regalándole a ella y su madre una impresión en alta en papel fotográfico, conociéndola de paso a ella (la hija) y su esposo.

Aún que fugaz la visita, a mi me dejo una muy grata sensación y con ganas de producir más que pinturas, emociones.


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